Vamos
a ver, ¿qué hay de malo en ser demasiado servicial? ¿Y en estar siempre
dispuesta a echar una manita? ¿Acaso no es bonito tener siempre en la punta de
la lengua un “Tranquila, que eso ya lo hago yo”? Pues eso, que te puedes
encontrar por el camino con aprovechados desaprensivos que te exprimirán como
un limón.
Marina
es una chica lista, pero tiene un gran problema: es incapaz de decir no. Y para
colmo se topa con Adela que peca de lo mismo, añadida su encarnizada lucha
contra los kilos de más.
¿Conseguirán
estas chicas espabilar y abrirle una puerta al amor que llama con insistencia?
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