Rosalie
nunca se ha visto a sí misma como extraordinaria o especial de ninguna
manera. Todos a su alrededor siempre le han dicho que tenía alguna clase
de destino épico, pero hasta ahora su vida ha sido aburrida. Después de
perder a su padre, a quien se sentía más cercana que a cualquier otro,
se sentía perdida y sola. Con su vida entera cayendo a pedazos en una
creciente depresión, su mejor amiga la arrastra a una vieja tienda
metafísica en el medio del pueblo por pura casualidad. Lo que encontrará
allí-o mejor dicho, a quien encontrará-tiene el potencial de cambiar su
vida o destruirla.
Elijah
Grey no encaja en ninguna parte. Lo ha intentado y fallado en la
secundaria. Los trabajos eran todos aburridos o mucho más allá de sus
cualidades. Sintiéndose apartado del mundo, comienza su propio negocio.
Una vez a la semana, se le ha dado permiso de leer palmas, cartas de
tarot, runas, y otras cosas similares para los clientes de la tienda.
Siguiendo a una pasión que él apenas ha tocado, comienza a sentir que
tal vez vale para algo... como si después de todo sí perteneciera. Pero,
cuando una joven mujer de aspecto agotado llega a él un día preguntando
sobre el futuro, él casi estaba demasiado asustado para decirle qué
vio.
El
tropezón fortuito de Rosalie en el mundo de Elijah lo tiene
tambaleándose. No solo por lo hermosa que era, sino también por lo que
las palmas de sus manos le dijeron. La muerte podía significar cualquier
número de cosas, desde cambio a verdadera pérdida; pero lo que vio en
esas líneas fue tan aterrador para él que todo lo que podía hacer era
empacar y dejar la ciudad. ¿Qué se supone que debía hacer después de ver
su propia muerte en la palma de su mano? Solo una cosa estaba
verdaderamente clara:
En alguna parte entre el amor y la muerte, su destino los aguarda.
MIL GRACIAS A PARADISE SUMMERLAND.
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