ADELANTO DE YOU WERE MINE #9 - ROSEMARY BEACH, ABBI GLINES

Una vez que llegamos a la playa donde se celebraba el concierto, encontramos un lugar y puse la manta que había traído. Me imaginé que estaríamos de pie la mayor parte de la noche sólo para ver por encima de las cabezas de todo el mundo una vez que las bandas empezaron a tocar, pero ahora teníamos más de una hora antes de que se iniciara el programa. Las personas estaban tendidos por todo el lugar en sus propias mantas y sillas, bebida y diversión.

Bethy se dejó caer junto a mí, pero dejo un poco de espacio entre nosotros. No me gusta, pero ella siempre me daba espacio. Como si temiera que yo la empujará lejos si se quedaba más cerca. Ella estaba siendo inteligente. Simplemente no podía ser inteligente por más tiempo.

Estiré la mano y enganche mi mano por la cintura y la atraje hacia mí hasta que su pierna estaba tocando la mía y su lado estaba pegado al mío. Ella hizo un sonido de sorpresa, pero no trató de alejarse. Pero sabía que no lo haría.

—Te ves hermosa esta noche —dije.

Como siempre, ella se sonrojó ante mi cumplido.

—Gracias —respondió ella en voz baja.

Mantuve mi mano en su cintura y comencé trazando pequeños círculos con el dedo contra su costado. Se puso tensa al principio, pero luego ella se estremeció. Ese fue mi punto de ruptura.

—Ven aquí —dije y luego la trasladó a mí ahorcadas. Sus ojos se abrieron como platos mientras se sentaba en mi regazo frente a mí. Tome su cara antes de que pudiera cambiar de opinión y tape su boca con la mía.

Ella respiró hondo, y por un momento no reaccionó. Luego, sus manos estaban en mi pelo y me metí la lengua por el labio inferior. Ella me abrió lentamente y me zambullí, listo para saborearla. La sensación de su calidez dulce como la miel me hizo temblar este momento. Fue mejor de lo que me esperaba. Deslicé mis manos por debajo de su vestido para sentir su piel desnuda mientras hacía un gemido suave y se acercaba más a mí.

Mierda, esto era bueno. No, esto era perfecto. Este era uno de esos besos que cambiaban todo. Quería sentir más de ella, pero estábamos en una playa pública y no me gustaba la idea de otros chicos miran lo que era mío.

Cuando ella arqueó la espalda, presionando sus pechos contra mi pecho para la fricción, rompí el beso antes de que perdiera el control y puse mis manos sobre ella, yo había estado usando como inspiración diaria.

El rostro de Bethy se inundó y ella respiraba con dificultad mientras tiraba de ella. Parecía aturdida, y yo quería enrojecer de placer por que había puesto esa mirada allí. La abracé a mí cuando sentí mi propia respiración. Sus ojos parpadearon desde los míos hasta mis labios y la espalda.

Ella dejó escapar un largo suspiro y se sentó en mi regazo. Mi erección la saludó y se quedó quieta. El hecho de que ella estaba a horcajadas sobre mi no ayudaba a calmarme.

—No te muevas, cariño —dije con los dientes apretados. Me recordé a mí mismo que otros chicos podían ver esto. No me gustaba verla así. Era la única razón por la que me las arreglé para recogerla y trasladarla fuera de mí. El impulso para presionar contra su centro fue intenso. Pero no aquí. Yo no podía hacer eso aquí.

—Lo siento —susurró. Eché un vistazo a su cara. Parecía preocupada y avergonzada.

La mantuve cerca de mi lado. Doblando la cabeza para que mi boca estuviera en su oído, le di un beso en el lado de su cuello. —Nunca digas que lo sientes por eso.