Iona
solía pensar que en los Estados Unidos estaría lo suficiente lejos de las
insensateces de su adorable y chalada madre; se equivocó. Cuando recibe una
llamada que le informa de la existencia de un antiguo compromiso matrimonial,
solo puede pensar en una cosa; matar a su madre y coger el primer avión a
Escocia para terminar con el absurdo compromiso que la une a un completo
desconocido.
Poco
podía imaginar ella que todo aquel rocambolesco asunto la conduciría al único
pub del pueblo y a los brazos de una botella de whisky… y a ella le sentaba tan
bien la bebida.
Connor
buscaba beber hasta perder el sentido cuando entró en el pub del pueblo costero
al que había llegado por trabajo. En vez de ello, terminó compartiendo una
botella de whisky y una noche sensual y alocada con la mujer más rara y
exasperante que había conocido.
Acostarse con una mujer y no recordar ni su nombre a la mañana siguiente era algo a lo que estaba acostumbrado, hacerlo y encontrarse que ella se había convertido en enorme problema, era una pesadilla.
Whisky, sexo y diversión… nunca imaginaron que terminarían despertando en la cama equivocada.
2. EN BRAZOS DEL DESEO
Connor
había cometido estupideces a lo largo de su vida, pero ninguna tan colosal como
la de una semana atrás en Portree. Una noche de whisky y desenfreno con una
voluptuosa mujer lo había llevado a encontrarse casado… con su propia
prometida. Lo que comenzó como una inesperada sorpresa estaba a punto de
convertirse en el más delirante de los placeres. Iona solo quería que la tierra
se abriese a sus pies y se la tragase. Por si el encontrarse comprometida con
un hombre del que nada sabía por obra y maquinación de su madre no fuera
suficiente, la decisión de visitar Dunvegan Castle para romper su compromiso de
una vez por todas la llevaría a descubrir lo enredado que puede llegar a ser el
destino.
El
más inesperado de los encuentros podría conducirlos a ambos en brazos del
deseo.
3. LA ÚLTIMA TENTACIÓN
Cuando
Iona decidió regresar a los Estados Unidos para retomar su vida y huir de toda
aquella locura, no contó con el hecho de que ya no era la misma mujer que se
había marchado semanas atrás y todo se lo debía a ese maldito escocés. Connor
no estaba acostumbrado a ir tras una mujer, ni que esta fuera su díscola y
cabezota esposa por un azar del destino. Cruzar el atlántico para recuperarla
parecía un buen plan, siempre y cuando ella aceptase esta vez sus términos y no
saliese corriendo de nuevo. Ninguno podría resistir eternamente, antes o
después sucumbirían a la última tentación.
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ResponderBorrarme llamo mucho la atencion. gracias!!