Darme cuenta de que seguía colada por Jax fue un mal trago. Solo había formado parte de mi vida cinco semanas, hacía dos años. Pero había vuelto. Se había entrometido en un acuerdo de negocios que me había costado mucho conseguir. Y,
Dios mío, estaba guapísimo. Sus ojos eran de un marrón tan oscuro que
parecían casi negros. Rodeados por densas pestañas, eran de una
intesidad implacable.¿De veras me habían parecido alguna vez dulces y
tiernos? Jackson Rutledge no tenía nada de tierno. Era un hombre
experimentado y cruel, hecho de una pasta muy dura.
En ese momento comprendí cuanto deseaba desvelar el misterio de Jax. Tanto que no importaba lo que fuera a costarme.
2. AFTERSHOCK
Nunca mezcles los negocios con el placer.
Nunca metas la política en el dormitorio.
En cierto modo, yo había hecho ambas cosas al aceptar a Jackson Rutledge como amante. No puedo decir que no estuviera advertida.
Dos años
después, Jax había regresado. Se había entrometido en un trato que me
había costado mucho cerrar. Pero desde su marcha yo había aprendido una o
dos cosas bajo la tutela de Lei Yeung, una de las empresarias más
sagaces de Nueva York. Ya no era la chica ingenua que había conocido
Jax. Él, en cambio, seguía siendo el mismo. A diferencia de la última
vez, yo sabía exactamente a qué atenerme... y sabía lo adictivas que
podían ser sus caricias.
Jax estaba
en su elemento en las altas esferas donde se mezclaban el glamour, el
sexo y la riqueza. Pero esta vez yo conocía las reglas del juego. En el
implacable mundo de los negocios imperaba una máxima por encima de
todas: mantén cerca a tus enemigos, y a tus ex amantes, aún más cerca.
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