Pues sencillo. Después
de varios intentos en el amor te vas dando cuenta de que a veces es
mejor estar sola que mal… pfft ¿A quién engaño con esa mierda? Llevo
toda mi vida esperando conocer a alguien –bueno–, bueno. En todos mis 17
años que me haga sentir esa chica especial que sé que soy por dentro.
Desesperada por que algún chico lindo se fije en mí y que el romance
surja como en un cuento. Pero te lo aclaro por si no lo sabías: Eso de
“felices por siempre” es solo una frase que pega muy bien como el final
para una historia; ¿Lo de que el príncipe se case con la que le quede la
zapatilla? Sí, eso se lo dejamos a los cuentos porque no es así como se
manejan las cosas en la vida real, noooo, la vida no puede ser así de
bella en cuanto hablamos de amor y de chicos. En la vida real un chico
lindo jamás fijaría sus ojos en una persona como yo (a menos que sea
para preguntar por mi hermana mayor –Ella es la bonita–, ya que por lo
general tengo un magnetismo que solo atrae a chicos feos (o como a mí me
gusta llamarlos: desafortunados en la genética) es como un radar que
los llama como abejas a la miel. En fin, he decidido que en estos
momentos si no quiero llegar a ser una jamás besada tengo que recurrir a
cualquier clase de método, ya sabes lo que dicen: a tiempos
desesperados… medidas desesperadas.
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