El amor era como un caballo
salvaje: hacía falta valor para manejarlo, pero siempre merecía la pena el
esfuerzo
Tyson Garnier habría deseado que su
abuelo estuviese allí para ayudarlo a salir del lío en el que se encontraba. El
famoso futbolista profesional estaba metido hasta el cuello en un escándalo y
en las responsabilidades que conllevaba tener un hijo ilegítimo. Si quería
salvar su carrera, tenía que encontrar una niñera cuanto antes, y la sencilla y
eficiente Dakota Brown era la candidata ideal.
A Dakota no le interesaba el fútbol
lo más mínimo, ni tampoco un hombre que
parecía no querer tener nada que ver con su propio hijo. Pero necesitaba aquel
trabajo y el encantador bebé la necesitaba a ella.
Dakota no era en absoluto el tipo
de mujer de Tyson. Sin embargo, cuanto más la conocía y más conocía a su hijo,
más deseaba estar con ambos.
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